Después de unos cuantos añitos metido en clubes y Asociaciones, puedo dar por buena la sensación de que en un colectivo de personas siempre hay “cuatro gatos” que son los que hacen funcionar el tinglado, y los demás son “la silenciosa mayoría” que sigue el camino abierto por estas “hormigas obreras”.
Por alguna razón educativa que mi madre me imbuyo de pequeñajo, a mí me encanta estar metido en los ajos del Club y en dejar de tirar unas flechas para currar de manera física o intelectual para una mejora del club. Vamos, que estoy orgulloso de ser uno de los pocos que tiran del carro para beneficio propio y del colectivo.
Mi aportación tampoco es que sea mucha, la Web del club, pintar los petos (que bonitos han quedado) y, este fin de semana con un tiempo frio, ventoso y lluvioso, el montar cuatro estanterías junto con Carlos, Raúl y Cris para el cuartillo de trabajo.
Cris, Raul y Carlos. Y yo que hago la foto.
Y he de reconocer que ahora siento el club un poquito más mío y muy contento que entre los cuatro nos ventiláramos un curro que hubiera sido agotador si Carlos se lo come solito.
Las estanterías del exterior para las maletas. Nunca más por los suelos.
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