Y siguen pasando las semanas y cada día en que el campo está abierto, me digo a mí mismo que es un buen día para ir a tirar. Y cada día que está el campo abierto siempre hay “algo” que al final me interesa más que enviar unas flechas al peto.
Mi Agueda me insiste en que vuelva al campo – con lo bien que se te da es una pena – me dice, y yo le respondo – pero voy a ir a peor, nunca a mejor -. Recordándole que ya van a ser 41 tacos y que cada año me va a costar más el simplemente mantener las puntuaciones del año pasado.
La verdad es que estoy en otro momento vital y desde mi enganchón, el club ya no lo siento como antes. No fui a la victoria del equipo en la competición por equipos, ni la he reseñado en mi blog. Se me olvidó totalmente la asamblea del día 10… y no la hubiera cambiado por los dos días de viaje por carreteras secundarias que he disfrutado como un enano con mi mujer. No se me pasa por la mente volver a coger puestos de responsabilidad y el pensar que tengo que abrir una semana entera en Agosto, me da pereza.
Supongo que con el tiempo, tal vez, vuelva. Pero lo dudo. Me ha pasado con el parapente, con la simulación de vuelo, con la competición de automovilismo y ahora con el tiro con arco.
Y mis ojos han vuelto a centrarse en el aire y a aspirar a estar entre las nubes de nuevo (paramotor). Y ha viajar, que lo echo de menos.
